Desde que era muy pequeña siempre he soñado con ser profesora. De hecho, uno de mis juegos favoritos consistía en enseñarles ‘la lección’ a mis muñecos. La vocación científica vino más tarde, tras decantarme por la Química, un ámbito en el que he podido investigar en el diseño de potenciales fármacos que puedan ser empleados selectivamente como agentes antitumorales, reduciendo sus efectos secundarios. En mi entorno, existe una elevada representación femenina, lo que minimiza las posibles brechas de género, aunque quedan techos de cristal por romper.
Aconsejo a todas las estudiantes que tengáis la idea de ser científicas, que seáis capaces de perseguir vuestros sueños, que no os rindáis nunca y que jamás permitáis que nadie os diga lo que podéis o no podéis hacer simplemente por ser mujeres.
Desde que era muy pequeña siempre he soñado con ser profesora. De hecho, uno de mis juegos favoritos consistía en colocar a todos mis muñecos ordenados tratando de enseñarles ‘la lección’. Quien iba a pensar entonces que con el paso de los años, esos muñecos se iban a convertir en estudiantes universitarios… Mi vocación como científica llegó mucho más tarde, concretamente durante mi último curso pre-universitario. Siempre me habían gustado mucho las matemáticas, pero durante ese último año tuve dudas a la hora de elegir mis estudios en la Universidad entre matemáticas y química, gracias a la excelente labor de los profesores de ambas materias durante ese curso. Finalmente elegí la Química, en buena parte aconsejada y animada por mi hermana mayor, que ya la estaba cursando en la Universidad. Y sin duda alguna, fue la mejor decisión que pude haber tomado.
Soy docente, catedrática de Química Inorgánica, además de investigadora, lo que te permite transmitir a los alumnos en primera persona algunos de los logros conseguidos en investigación. Esta investigación está centrada principalmente en el diseño de potenciales fármacos que puedan ser empleados como agentes antitumorales. En los tratamientos quimioterapéuticos actuales muchas de las drogas empleadas producen graves efectos secundarios debido en muchas ocasiones a la escasa selectividad del fármaco. En mi grupo de investigación tratamos de aumentar la selectividad de los nuevos fármacos mediante un diseño dirigido. Este diseño consiste en la combinación de varias moléculas que tengan afinidad especifica frente a biomoléculas más abundantes o con mayor actividad en las células de cáncer, generando así fármacos multi-diana. De esta forma el fármaco podrá actuar de forma más selectiva reduciendo finalmente los efectos secundarios.
Ser científica es fascinante, te permite generar tanto nuevos conocimientos como resolver problemas existentes además de contribuir al avance de una determinada disciplina y al bienestar de la sociedad. A lo largo de la historia mujeres que han aspirado a ser científicas se han enfrentado ante numerosos desafíos, desde prejuicios de género hasta barreras sociales y estructurales. Sin embargo, en la actualidad la situación ha mejorado en muchos aspectos, quedando todavía algunos flecos que optimizar. En el ámbito de la Química actualmente existe una elevada representación femenina, tanto a nivel de estudiantes como de graduados, lo que minimiza las posibles brechas de género. En mi caso particular, durante mi carrera profesional como científica he experimentado de cerca el incremento de dicha representación femenina, habiendo estado rodeada de mujeres científicas con excelentes cualidades tanto docentes como investigadoras.